ESCRITOS

ISABEL GALVÁN. REINOS MISTERIOSOS. 2015.

I
Topacios rebosan en el cielo, así, las estrellas
miran hacia abajo, Quietud nocturna refleja
sus secretos de un reino misterioso de paz,
inmóvil andanza en las horas de la oscuridad.

Espejo del lienzo retrata brillo perenne,
fulgor oculto de claridad de aquel Sol tardío,
ha comenzado a extraviarse en un horizonte
de soledad, y regala un último haz a la retina.

Discurre sosiego de noche y viste sombrío,
calma aún cuando vierta lluvia en transparencia
y vientos silben en la enramada, una marea verde,
como silente flama, siempre procura permanencia

IV
Sensaciones transmutan las ventanas del alma
en un segundo, y ahondan como dulce hechizo,
el cual allegará en un Sentimiento profundo; vital
reino misterioso abre oquedad entre dos muros

Se respira aquel sentir, como cuando el latido
del corazón apresura; las miradas entrelazan
y todo vuelve en una sintaxis sin palabras;
poema escrito de las brisas invisibles del amor.

Se revela dualidad tangente de oscuro-claror;
pero colorido sumerge en luminosidad, devuelve
cristalina pasión, aboga natural sencillez que amar,
entre los huecos del espíritu, es un dominio minúsculo.

V
De ilusorio reino misterioso hombre de hábito,
mira entre los prolegómenos de su iniciación,
chispa vital que intentará en un sendero luminoso
de los oscuros recovecos del Mysteriis arcani.

Robustecen manos de aquel mago, apasionado
hechizo en un matraz de cambiante colorido,
de los mustios a aquel que verbaliza el fuego
de la Alquimia; enigma de la piedra filosofal.

Así, el camino rodante en albufera de la gnosis
traza un puente a su quimera, y va tras ansiada
metamorfosis del metal cuyo sentido es su deseo
solventar; como cuando mira luz de Sol o Luna.

VI
Esconde Resplandor tras el festín del celaje,
aquellos grises dan sombra a la luz de un reino
misterioso; pero cuando abren las puertas
del cielo, luminosidades en juego de travesuras.

Emisión en años luz donde irradiación viste
cosmos a lo oscuro e ignoto de la inmensidad,
o como cuando umbrías donceles de la Gran
explosión, tiñó multicolor abanico la proyección.

Se regala un destello de aquello amarillo
bautismo del color fulgor entre ocre y verde
ha escapado de su hogar como mozuelo busca
la claridad del entendimiento y así expandirá.

VIII
Cae un arcoiris sobre el hueco de un abismo,
en profundidad de un reino misterioso, oleada
se funde en un lienzo, distintivo del Recuerdo
de un sueño, esboza así, un completo secreto.

Aquel durmiente mira con los ojos del espíritu
al tiempo onírico, trazos de espiral se pierden
en sinuosidades de convexidad, colores rezuman
y perfilan sombras entreveradas de similitud.

En un estanque de la memoria las neuronas,
colorida sensación bañan soplos de evocación,
de un pedazo virtual y volverá otro fragmento
de un mundo extraño del que solo él mismo conoce.

IX
Revoloteo del hálito, corre en el yo-interior
con la prisa del céfiro, pies y manos es el reino
misterioso fecundo de una compleja expresión,
y dolor en su lucidez, Danza en ferviente entrega.

En suelo y aire, cuerpo en baile, contra tiempo
y distancia; puntas del pie en sazón a la aventura
del Cisne de los lagos; y florece mujer, corona
de su plumaje, trasmuta en el secreto del lienzo.

Vierte colorido de otra pluma; aquella r
alza, otra vez, en floreo, cardenal de corazón
en volandas; la música, brisa del solfeo
escudo de sus zapatillas en invisible andamiaje.

XI
Realidades tangentes acomodan su colorido
en el lienzo; sombras incólumes desbordan
su gris y ocultan, y hacia el cielo, horizonte
de cobre se descubre de un Sol muy tardío.

Caleidoscopio de una Visión mágica es reino
misterioso; como cuando el infante de pocos años
maravilla en pos de un juego surrealista, parece
ver, del aire, los encantadores de su tierna mirada.

Aquel que cohabita entre los que no somos niños,
encumbran en plena vida, realidades fantasmales
de mundos maravillosos, o espeluznantes, y deslizan
así, entre el prolegómeno y el epilogo de la existencia.

XII
Como torrente de etérea nubosidad, el Reino
misterioso de la Esperanza, aquella sensación
que doblega la consternación con que la vida
trata a veces, y llena cada albufera de su esencia.

Lleva ese mundo, plétora de la sustancia
con que se bordan expectativas al futuro,
recoge, en sus redes, la plenitud, como cuando
el pescador sonríe a su trabajo en altamar.

En espera del hijo no nacido, el anhelo ferviente,
del buen hombre, y mujer, siembra así aquel padre,
como una tierna flor de que fuere así, y la apacible
sensación de que cuando llegue a buen puerto, será así.

XIV
Salpica el océano, su etéreo azur, brinda
así, reino misterioso de su musicalidad,
Sonido del mar se entrega abierto, aún
cuando no se escuche de las profundidades.

Solera melodía irrumpe tras ventiscas, oleaje
en el arenal al golpear la ribera arrulla en serena
gratitud al borde del dominio, y también esconde
los cantos de ballena yubarta en sus oscuridades.

Del lienzo, matices entreven aquel risco donde
rompen aguas, como un pianista, con sus perlas,
regala sonata de sus manos; así indómitas aguas
de la quietud a la tormenta, rugen inamovibles.

XIII
Medios fondos de la marina, aguas de un reino
misterioso en Profundidad apacible, lugar
donde el arrecife rompe cadena con oscuridad,
brilla bajo manto solar en ondulaciones doradas.

Verde aguamarina como un jade maya, enciende
al solario en un tributo de que la vida place allí,
rojos corales como los labios de una mujer, o aquel
azul de los ojos del hombre que la enamorará.

Medusas en un algoritmo de baile andaluz, huida
de los pececillos en turba hacia otro vergel, lluvia
de la tormenta con sus nubes, proveerá vitalidad;
en sus valles y crestas, marea alberga principio sin fin.

XV
Al Alba, desliza el Sol hacia cenit del horizonte,
reino misterioso aparece, y tan pronto desaparece,
escarlata juego de luces, transparenta azur camino
del cielo entre las nubosas, cuales tribus de ovejas.

Al lienzo, comunión de frugal instante,
bendice la hora primera, terciopelo
en cascada a la mirada en tornasoles
quiméricos de un dominio fugaz y claro.

Una mirada desde la cúspide de la montaña
se abraza a la retina, fulgores en un danza
críptica sobre la piel, al calor gélido
de la mañana se enhebra el amor a lo natural.

XVI
Se abre una tierra que no es de este Mundo
en los jardines floridos y campiñas doradas,
de un trigal que mece bajo el viento, pureza
de su inmanencia, sensación plena y perenne.

Más allá de la vida, el Reino misterioso
del Paraíso viste del azul del cielo, silencio
de la voz de aquel Ser que siempre existe,
vagabundo espíritu en el Edén, su eternidad.

Así encumbra aquel jardín de las Delicias,
al hálito del Señor, allí guarecen las almas
que han partido, y ya gozan de su presencia;
su canto de paz se intuye solaz e inmaculado.

XVII
Una lontananza de cobre desnuda al paisaje
de esmeralda, distingue viento al tropezar
con la piel, golpea secreto de su dominio,
revela calamidad, así aparece y desaparece.

Volando alto, apenas nuestros ojos miran,
encierran voluptuosidades del aire movedizo;
así, aquel reino misterioso en invisible sentir,
corteja alas de aves que conquistan el mundo.

A la altura el cóndor vuela, silba el céfiro
una canción de arrullo que mece su soledad;
se descubre un ventanal, escruta los secretos
de otro señorío a sus pies; las tierras de su caza.

XX
Hacia el cielo nocturno una Visión cósmica
del reino misterioso de las estrellas, cobijan
tras la claridad del Sol en un día partido
a la mitad; la oscuridad traerá sus reflejos.

Senderos plateados iluminados por binarias,
astros de magnitudes gigantescas e inconcebibles
de su fragor, pierden en el horizonte infinito
de la miríada; y más allá, las sombras.

Así habla con sus colores el imaginable lienzo,
cuyo fragmento de una memoria pintora reviste
de las densidades primeras, de cuando la gran
Explosión, sus resplandores abundaban cercanos.

XXII
Un acento migra al color del lienzo, sutil espíritu
de un reino misterioso, Evanescente fragilidad
de aquel hálito del alma que apenas se percibe
así, huella de su escritura se aposenta en otros.

Hacia el sur, cielo oscuro pintado de sus brillos
recalca universo que regala dones a manos llenas,
de sus albufera ascenderá aquello imperceptible,
matices desvanecidos que esconden sus secretos.

Como cuando, por el torrente, corre la sangre,
del corazón latidos se escuchan, cobija el alma
de los ritmos del ánimo; así, verse, del primero
rubor de la piel, del otro, lo adusto del rostro.

XXV
A trasluz de etéreas luces se abriga el reino
misterioso; Espejismo, irisado resplandor
de rubí, así ultima al lienzo, y deja oculto
a la potestad, como cuando cae el ocaso.

Se revelan interior en su reflejo; pensamientos
diletantes enfrascan a las quimeras; caminantes
de la vida bajo sus maravillas; impalpables
casi se rozan, pero jamás se dejan abrazar.

El camino de piedra regala a sus andantes
en plétora las ilusiones conque se viste aquel
feudo; toca a cada uno, salvar o complementar,
de uno caída en su albufera, y otra, de la realidad.

De lo otro