ESCRITOS

ROGER VON GUNTEN. DE LO OTRO. 2014.

El arte de Teresa Rubio es – como ella misma dice - el testimonio de una constante búsqueda e indagación acerca de la doble pero complementaria individualidad de la imagen pictórica. Ésta aunque compuesta de formas, colores y diversas técnicas de factura, no ha de verse como un mero ensamble estético de elementos visuales sino como un organismo imaginario autónomo que, además de su configuración formal, encierra una realidad onírica que se sustrae a la observación directa y sólo revela su naturaleza ante la contemplación de un espectador atento e intuitivo.

Podemos hacer un experimento que muestra de manera contundente esa dualidad de percepción racional y respuesta vivencial: si miramos durante cierto tiempo una superficie verde para cerrar luego los ojos, veremos aparecer en la obscuridad un vivo color rojo, producido por nuestro cerebro con el fin de compensar y completar el estímulo cromático anterior (el verde) con su color complementario que resulta ser el rojo, y así restablecer la totalidad acromática de la pareja verde/rojo. Veremos que el hecho de mirar un color determinado con los ojos abiertos es una experiencia de orden común; compatible con cualquier número de personas que verán todas lo mismo, mientras la creación de su color complementario en la retina de nuestros ojos constituye una vivencia personal participativa.

Uno de los aspectos más notables de la obra de Teresa Rubio corresponde a la posibilidad (y hasta necesidad) de que el espectador participe activamente en la percepción y apreciación de la realidad otra encriptada y codificada en las componentes visuales de sus pinturas. Estas siempre bellas, precisas y elocuentes composiciones, nunca encierran nuestra imaginación en la jaula de un hecho plástico consumado en forma de un centro de acción, una figura protagónica o una escena prefabricada. Al contrario, las obras de la artista ejecutadas con vibrante vitalidad crean espacios, entornos sonoros y silenciosos en los cuales pueden manifestarse libremente los gritos y susurros que cada uno de los visitantes de esta exposición, a su modo y entendimiento, ha de albergar en su fuero interno.

La veracidad de esta obra es el medio con el que se mide su mensaje.


Roger Von Gunten

De lo otro